miércoles, 4 de noviembre de 2009

Las cosas que hay que reflexionar en esta ciudad...

País de autoyuda


Creo que tenemos una necesidad imperiosa de aferrarnos a algo o alguien, para no sentir tanto desaliento de vivir en este país. Creo que por eso la gente sintió como suyo el “logro” de la doble corona del Miss Universo. O se enorgullece de más por el éxito de Gustavo Dudamel o, incluso, por los alcances de la Vinotinto. Es quizás la sensación –efímera, por demás- de sentir “coño, no todo es tan malo”. De aferrarnos a algo positivo. Para decir: bueno… vivimos en el país más inseguro de Latinoamérica, pero al menos tenemos dos coronas seguidas del Miss Universo, llegamos al mundial sub20 y tenemos a Gustavo Dudamel. No todo puede ser tan malo.
Y en eso estoy de acuerdo. En Venezuela no todo es tan malo. El asunto es que más allá de buscar en “otros” lo bueno, deberíamos más bien hurgar en nosotros mismos. Pues con frecuencia nos olvidamos que formamos parte de este país y que, ende, también somos parte del problema. Si este país es una “mierda”, es porque nosotros –de una u otra manera- también lo somos. (ojo, no pretendo ofender a nadie).
Sé que es difícil que en este momento de desesperanza, nos revisemos a nosotros mismos. Pero si seguimos echándole la culpa a los demás, seguiremos siendo una cagada de país. Y más que buscar candidatos unitarios, mejor roguemos que llegué un superhéroe para que nos saque de esta “mierda”.

Mirelis Morales Tovar
Nota: Pido excusas por las palabrotas. Pero no consigue otras para expresar lo que siento.

Nota2: Acompañé esta nota con un video de autoyuda que, de pronto, le puede servir a algunos de ustedes. Así como a mí.

3 comentarios:

  1. Decía el catiense Cabrujas, ahora endiosado y levantado de su tan terrenal ciudad, que el país era un “mientras tanto y por si acaso”, y algo de razón tenía aquí estamos como de paso, creyendo que algo en nuestro destino (beca, kino, exilio, matrimonio con extranjero) nos hará salir de esta especie de castigo que es sobrevivir en Caracas, ciudad que se ha vuelto post apocalíptica -pareciera que lo peor ya pasó, somos sobrevivientes de algún cataclismo o fenómeno del que no tenemos explicación- quizás por eso la mayoría nos quejamos pero al mismo tiempo seguimos creyendo ¿en qué? No se sabe. Curioso es que la mayoría de los caraqueños tiene en su imaginario a El Ávila como lo mejor de la ciudad y al Guaire como lo peor, una montaña y un río, porque de nuestras calles, de los monumentos, de lo que debe ser construido por el hombre pues es poco lo que podemos añorar, admirar o querer. No creemos en el destino común, aquí cada quien busca la manera de sobrevivir y cree que si logra estar bien pues no importa como estarán los demás pues ni la violencia, la crisis económica, eléctrica, sanitaria (porque lo de la basura es un problema arrechísimo), espiritual y mental parece tener solución, por algo es que en este país detestamos tanto el silencio. ¿Autoayuda? Qué va, aquí nos salva es la evasión. ¿Quieres ir al Caracas-Magallanes? ¿al maní? Al CSI? ¿al Sambil? ¿al cine del Centro Plaza? ¿a una tasca en Chacao? ¿al Parque del Este? ¿Al Ávila? ¿a la playa? Vamos pues porque coño si no me muero. Ahh no vi el video porque no me gustan las comiquitas.

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  2. Nunca he creído en los libros de autoayuda. Por ende, los logros de la Vino Tinto, Dudamel, los Grammy de los venezolanos, etc, no me hacen ni cosquillas. No se puede tapar el sol con un dedo, esto se cae a pedazos y no hay Dudamel que lo salve.

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  3. Amiga: excelente post. Pero no estoy de acuerdo con las generalizaciones, si este paìs no està peor es por la gente como tù y como otros cuantos que luchan dìa a dìa, no se comen la luz, no roban, no asesinan, trabajan màs que nadie. Por gente como nosotros, estas pequeñas minorìas, es que este paìs no se termina de hundir. No se puede por tanto generalizar que el paìs està mal por nuestra culpa, por la mìa no serà, ni la de Dudamel, ni por tanto cura y monja que es santo, por tanto empresario que hace lo imposible por generar empleo, y por tanto profesor que da excelente clases a pesar de tener un sueldo de hambre. Es por nosotros que se salva Venezuela.

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