sábado, 2 de julio de 2011

Las cosas que quiero mostrar de la ciudad...




Ciudad de furia, ciudad de calma
Una visión de Caracas para los europeos, más allá de la violencia. www.casaamerica.es

No es la capital del mundo. Tampoco la gran metrópoli de Suramérica, como alguna vez se perfiló a ser. La Caracas de hoy nada tiene que ver con la “Ciudad de Los Techos Rojos”, que describió el poeta venezolano Juan Antonio Pérez Bonalde en su poema “Vuelta a la Patria”. Y si bien todavía conserva el regalo de la naturaleza que le valió ser bautizada como “La Sultana del Ávila”, la violencia que deambula por sus calles la ha hecho perder el título de “la Sucursal del Cielo”.
Aun así, Caracas está negada a morir. Ajena a quienes la llaman “la malquerida”, ella muestra a sus habitantes –y a sus pocos visitantes- lo mejor de si. A diario ofrece el verdor de su parque Nacional El Ávila, una región montañosa de más de 85 mil hectáreas, que separa al valle caraqueño del Mar Caribe cual si fuera un padre protector. Es la referencia visual de la ciudad. La imagen que reconcilia a los caraqueños con su urbe. Una bendición de la naturaleza. No sólo por ser un pulmón vegetal sino por convertirse en un espacio de esparcimiento para los ciudadanos.
Subir por sus senderos un domingo en la mañana es poder llevarse la visual más idílica de la ciudad.Silenciosa, apacible, indefensa… Desde la montaña, los contrastes de Caracas quedan al descubierto. Por lado, sus grandes edificaciones se elevan como muestra del movimiento económico de la capital. Zonas residenciales de clase media se divisan por el Sureste. Mientras las barriadas populares crecen por doquier como rompecabezas mal encajados. Pero así es Caracas, ciudad de contrastes.

Mirelis Morales Tovar
Texto escrito para el blog "Viajeros" de Casa América (Madrid, España)
Se publicarán dos post más, a propósito del aniversario 444 de Caracas
Foto: Caritza Campo. Concurso CIUDAD POSITIVA

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